Tropezar una y otra vez en el mismo error es algo común en la inmensa mayoría de las personas. Nos cuesta demasiado aprender de la experiencia, sacar una enseñanza de nuestros propios actos y aprender la lección  para no volver a cometer el mismo error. Tal vez, la clave esté en aceptar que nos hemos equivocado porque solo desde esa aceptación podremos aprender de la experiencia para no atraer reiteradamente la misma situación y las mismas dificultades.  Sin embargo, todos conocemos personas que caen una y otra vez en la misma piedra. Parece como si a pesar de que se hayan propuesto seriamente  no volver a repetir ese error, hubiera una fuerza poderosa dentro de ellas que las empujara de nuevo a la repetición de la misma circunstancia.   Son personas poco reflexivas  que no se paran a pensar en las consecuencias de sus actos y que tampoco extraen un aprendizaje de sus propios errores porque como diría Jhon Powell “el único error real es aquel del que no aprendemos