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Que sueñes con los angelitos...



Mi hijo pequeño, Pablo, antes de irse a dormir siempre se despide de mi, diciéndome “que sueñes con los angelitos”. Escuchar esta frase día tras día me ha hecho reflexionar sobre la necesidad que tienen los niños (y los no tan niños) de que alguien superior les proteja y vele sus sueños. 


Dado que el miedo es consustancial al ser humano y que éste se puede sentir en cualquier momento del día y especialmente de noche cuando se es pequeño, la necesidad de amparo y cobijo es también una necesidad esencial que debe cubrirse. 

Anoche, inmediatamente oí la frase de mi hijo, me vino a la memoria una flor de segunda generación, llamada “casualmente” Angélica que trata el desamparo como ninguna otra.

Esta flor, como su nombre indica, nos protege del miedo y de la sensación de desamparo que tenemos en muchos momentos de crisis. Es nuestro ángel protector que desarrolla el sentimiento de amparo en uno mismo, así como la confianza plena en que nada nos puede pasar.

Los terapeutas la utilizamos en los procesos de cambio drástico en la vida: cirugías,  cambios de residencia, divorcios, enfermedades terminales.

Es realmente útil  en niños que se enfrentan a momentos muy difíciles en su vida como pueda ser la muerte de algún familiar que les haga sentir por primera vez el miedo a la muerte o el abandono y la soledad porque sus padres se han separado. La flor fortalece el sentimiento de protección y da coraje ante lo desconocido, aportando quietud y amparo dentro de uno mismo.


Hay que tenerla también muy en cuenta cuando se tiene la certeza de que la vida se acaba, bien por una enfermedad o porque la persona se siente muy mayor y ya  no quiere seguir luchando. 

En estos momentos de tránsito, el miedo puede ser tan intenso y la soledad tan grande que uno se sienta profundamente solo y desamparado porque el miedo a la muerte es, sin duda, el miedo más grande al que se enfrenta el ser humano.

 En estas ocasiones,  Angélica, es lo que podríamos llamar una esencia de acompañamiento que  nos reporta una gran paz interior. ¿por qué, quién no desea, morir y vivir en paz?

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