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Miedo a perder el control



¿Quién no ha tenido alguna vez miedo de perder el control con uno mismo o con los demás? ¿Miedo de hacer alguna locura como pegar a alguien, empujarle, insultarle… o incluso miedo a cometer actos de violencia contra otros o contra uno mismo con ideas suicidas o sin ellas? 



Todos conocemos personas excesivamente impulsivas,  con pobre auto-control que incluso pierden los papeles en  situaciones cotidianas casi diariamente ante cualquier situación que les resulte frustrante. 

Son personas irascibles y agresivas que tienen frecuentes estallidos de cólera de los que luego se arrepienten. Estas personas hacen verdaderos esfuerzos por controlar su ira y no perder los papeles, pero muchas veces no lo consiguen.

Viven verdaderos estados de tensión interior porque tratan de reprimir lo que sienten y esta represión les hace temer enloquecer.


Muchas situaciones de estrés en nuestra vida diaria pueden llevarnos a tener fuertes arrebatos de cólera y en consecuencia  sentir la necesidad de controlarnos. 

Podemos sentir miedo de traspasar la fina línea que separa el control del descontrol.


El miedo a cometer alguna “ locura” y a descontrolarnos no es un miedo del siglo XXI, ha existido siempre,  desde que el hombre es hombre.


Ya en el siglo pasado, el médico galés, Edward Bach cayó en la cuenta de que el miedo a que la mente pierda el control y se deje llevar por los instintos agresivos más primarios era un miedo irracional que hacía sufrir mucho a la especie humana.


Por ello, elaboró una flor, CHERRY PLUM, para los que según sus palabras “ temen que la mente esté excesivamente tensionada. Personas que temen perder la razón, hacer cosas horribles y espantosas que no desean, que saben incorrectas y, sin embargo, aparecen el pensamiento y el impulso de hacerlas”. 


Cherry Plum


La toma de esta esencia ayuda a mantener el control en situaciones en que nos encontramos al límite de nuestros recursos tanto mentales como emocionales, aportando tranquilidad y coraje para sobrellevar dichas circunstancias. 

Es una esencia especialmente valiosa para niños que sufren fuertes arrebatos de cólera, arrojándose al suelo  y tirando todo tipo de objetos cuando se enfadan con otros o no consiguen lo que quieren.


Muy apropiada también para jóvenes y adultos que temen hacer alguna locura cuando no se ven capaces de controlar la situación que están viviendo. 

Es ideal también, cuando nuestro estado de nervios nos hace tener temblores, tics, convulsiones,  arritmia, pérdida de control de esfínteres, miedo a perder la voz  o a no poder actuar ante el público, ansiedad, etc.


El terapeuta floral recomendará esta esencia, acompañada de otras que considere convenientes, cuando la persona tenga miedo de perder el control, sienta que puede hacer alguna locura de la que luego pueda arrepentirse o tenga impulsos destructivos o auto-destructivos.

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