Hay momentos o etapas en nuestra vida en la que nos sentimos perdidos y no sabemos qué camino seguir.
Este estado suele estar presente en la adolescencia y en los momentos de crisis de nuestro ciclo vital como la treintena o la cuarentena… si bien, en cualquier momento de nuestra vida podemos sentir que no sabemos a dónde vamos ni hacia dónde debemos mirar.
En esa etapa, lo que
hasta entonces hacíamos tenía sentido pero en esos momentos pierde su valor y
uno se siente insatisfecho por no poder encontrar un sustituto que lo llene
todo de nuevo.
Son momentos críticos en nuestro desarrollo personal que nos
pueden llevar a tomar decisiones precipitadas que no nos llevan a resolver la
situación.
A veces son períodos cortos que simplemente nos ayudan a replantearnos lo que nos gusta o lo que hacemos pero otras veces, sin embargo, es un período más largo que dura años y que nos lleva a una gran transformación interior.
A veces son períodos cortos que simplemente nos ayudan a replantearnos lo que nos gusta o lo que hacemos pero otras veces, sin embargo, es un período más largo que dura años y que nos lleva a una gran transformación interior.
En estas circunstancias, aprender de nuevo lo que realmente
es importante para uno mismo, tomando en serio nuestras propias intuiciones,
sentimientos y deseos, es lo que nos llenará de luz para volver a encontrar la
ruta perdida.
La frustración y la alegría por lo que hacemos y experimentamos en nuestro día a día son las grandes señales que pueden mostrarnos el camino que nos permita salir de la crisis y encontrarnos bien con nosotros mismos.
La frustración y la alegría por lo que hacemos y experimentamos en nuestro día a día son las grandes señales que pueden mostrarnos el camino que nos permita salir de la crisis y encontrarnos bien con nosotros mismos.
Cuando en el proceso de encontrar lo que realmente deseamos
como personas no sabemos por dónde ir y todas las opciones que nos van
apareciendo son igual de alentadoras y
no queremos renunciar a ninguna o por el contrario ninguna lo es, tal vez necesitemos un poco de ayuda
personal porque nos estemos enfrentando a una crisis existencial.
Los terapeutas florales solemos recomendar la toma de una
flor de Bach llamada Avena Silvestre o Wild Oat, para el tratamiento básico a
las personas que sienten desánimo e insatisfacción porque se sienten
desorientadas y perdidas en la búsqueda de su propósito vital.
La toma de Avena Silvestre aporta serenidad, claridad y seguridad y nos ayuda a “ver el camino” y a obrar intuitivamente al dictado como diría Bach de “lo que nos dicta nuestra alma”.
La toma de Avena Silvestre aporta serenidad, claridad y seguridad y nos ayuda a “ver el camino” y a obrar intuitivamente al dictado como diría Bach de “lo que nos dicta nuestra alma”.
No es la única flor que debería tomarse cuando uno busca su
propio proyecto en la vida pero si es la esencia fundamental para ver
claramente si el sitio en el que uno está es en el que de verdad quiere estar.
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