La maternidad es probablemente el deseo más grande de una mujer. A veces este deseo no se materializa porque detrás de él hay un gran miedo.
El miedo es una emoción que nos paraliza consciente o inconscientemente.
Los pensamientos negativos que pueden acecharnos como fantasmas para hacernos creer que no seremos capaces de asumir con naturalidad un cambio tan importante en la vida puede impedirnos que la maternidad llegue a término.
Hay más de un veinte por ciento de mujeres que no se quedan embarazadas sin razón aparente. Para todas ellas es este artículo.
¿Qué miedo está bloqueando un deseo tan grande?
Todas las mujeres podemos acoger, proteger y nutrir a un nuevo ser en nuestro vientre. La naturaleza lo lleva demostrando desde millones de años. Sin embargo, muchas mujeres arrastran miedos y bloqueos que las impiden concebir.
Los miedos pueden ser muchos y variados y tienen que ver con la historia personal de cada una.
A veces, recordar simplemente cómo nos sentíamos de niñas, tal vez, asustadas, desprotegidas, en ocasiones solas y no bien atendidas o cuidadas hacen que nos sintamos pequeñas para traer a un bebé al mundo.
Los sentimientos que teníamos en la infancia hacia nuestros padres pueden también influirnos en este gran paso hacia la maternidad que no nos atrevemos a dar.
Si teníamos miedo de nuestros padres o de alguno de ellos porque nos regañaban, castigaban o incluso pegaban, este miedo puede aflorar ahora haciéndonos dudar de nuestra propia capacidad para criar a nuestro hijo.
Los cambios que pueden originar en nuestra vida la llegada de un bebé también constituyen un gran miedo para la mujeres de hoy en día; el trabajo y la posibilidad de perderlo o estancarse a nivel profesional, dejar de tener tiempo para nosotras mismas, renunciar a nuestra libertad, a salir y divertirnos cuando queremos, a tener menos vida social y sobre todo a no saber en qué se va a convertir nuestra vida son, entre otros muchos, miedos que nos impiden quedarnos embarazadas.
En ocasiones, también podemos dudar de que el padre sea lo suficientemente capaz de embarcarse en una aventura tan importante con nosotras.
Los abortos espontáneos también pueden tener lugar por miedos profundos y deseos inconscientes de no seguir adelante.
Todos estos miedos y los que cada una personalmente tenga, que serán solo suyos, pueden liberarse, dejándonos acompañar desde la terapia floral.
Hay varios sistemas florales (Bach, Bush, California) que tienen esencias para trabajar todos estos miedos y también para potenciar la fertilidad tanto en el hombre como en la mujer:
- MIMULO para liberar cualquier miedo asociado con el embarazo y la llegada del bebé.
- STAR OF BETHELEM para restaurar traumas de la infancia que me impiden concebir ahora.
- SCLERANTHUS por la ambivalencia que supone tomar una decisión tan importante.
- CLEMATIS para materializar el deseo de la maternidad.
- LARCH para sentir que puedo hacerlo.
- POMEGRANATE que trabaja la fertilidad.
- SHE OAK que limpia bloqueos conscientes e inconscientes y potencia la fertilidad.
- SQUASH para la óptima acogida del feto.
- CAYENNE promotora de la acción.
LLegar a darnos cuenta de que nosotras somos diferentes de nuestras propias madres y de que tenemos una capacidad inmensa para poder cuidar de nuestros hijos y salir adelante con ellos es algo de lo que también podemos darnos cuenta en un proceso terapéutico.
Como mujeres y como madres nos construimos día a día.
Muy interesante. Muchas gracias por tus aportaciones.
ResponderEliminarBesos,
Yolanda
Gracias!!!
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