La manera que tenemos de mirarnos a nosotros mismos, con amor o con desprecio, determinará que tengamos confianza o no, en nosotros mismos. Esta mirada interna hacía lo que somos, altos, guapos, gordos, feos , bajitos o tímidos, extrovertidos, cobardes, valientes, simpáticos o lo que sea que seamos,  si no ha sido hecha  por nosotros y por los demás con amor, con respeto y con humor puede derivar en falta de autoestima. La autoestima es una actitud de aprecio hacia nosotros mismos como personas, independientemente de lo que podamos tener o poseer : talentos, dotes, habilidades, conocimientos, puntos fuertes y menos fuertes. La aceptación serena  y la tolerancia de todo lo que somos , lo bueno y menos bueno con nuestras virtudes y defectos (porque no somos perfectos, ni destacamos en todo) es fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos y para tener una buena autoestima.  Si miramos al pasado y nos paramos a pensar en el por qué de nuestra falta de autoest

Aunque parezca mentira, la relación que tuvimos de pequeños con nuestra madre marca para siempre lo que esperamos de los demás, nuestra relación de pareja y la relación con nuestros hijos. Si nuestra madre es o fue la más maravillosa del mundo y nos nutrió emocionalmente cuando vivíamos con ella porque siempre sentimos que nos amó y que nos dio todo lo que necesitábamos,  entonces nuestra relación con los demás será fácil .  Si por el contrario, no fue así y nuestra madre no nos amó o no tanto como nosotros necesitábamos o nos protegió en exceso asfixiando nuestra personalidad y nuestra vida o no nos cuidó porque no le importábamos o estaba enferma y no podía cuidarnos… entonces tenemos una carencia grande que afectará a nuestra relación con los demás. La relación que hemos tenido con nuestra madre, seamos hombres o mujeres, si no ha sido cálida y amorosa es el origen de muchos de los conflictos que tenemos hoy día con otras  mujeres, ya sean amigas, cuñadas, novi