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El sentido de la enfermedad

¿Sabías que para algunos médicos como Edward Bach y otros enfoques piscológicos, la enfermedad se produce porque pretende enseñarnos algo?

Cuando algo nos duele y aparece un síntoma en nuestro cuerpo, lo más natural es pensar  que algún órgano nos esté fallando y queremos enseguida encontrar las causas órganicas de ese malestar; sin embargo, si  como dice Edward Bach, nos vemos como un todo con nuestro cuerpo  físico, nuestra mente, y una parte emocional y otra espiritual,  deberíamos plantearnos que nos está pasando internamente  para que nuestro cuerpo reaccione de esa manera.


Edward Bach fue un médico, bacteriólogo  y cirujano inglés, que dejó la medicina académica, cuando  enfermó y le diagnosticaron un cáncer de estómago con 33 años. 
Los médicos le dijeron que tan solo le quedaban tres meses de vida.

Bach dejó el hospital de Londres en el que trabajaba desde que le diagnosticaron el cáncer y se marchó al campo a buscar remedios de la naturaleza que pudieran sanarle, como así sucedió de hecho, pues murió diecisiete años después.  


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Para entender el sentido de la enfermedad de Bach, lo primero que hay que tener en cuenta es que el postulaba la existencia, dividiendo al hombre entre el alma y la personalidad y  que el conflicto entre estos dos polos originaba un desequilibrio que daba origen a la enfermedad.

Para Bach, el alma es lo permanente, lo inmortal, la energía  esencial y la personalidad sería lo transitorio, lo mortal. 

La personalidad es nuestra parte mutable, la encarnadura en nuestra existencia que nos  sirve de sostén material en esta vida.

Para él, mientras hay armonía entre el alma y la personalidad todo es salud y felicidad, y no la hay, cuando surge el conflicto entre estos dos polos. Por el contrario, cuando se precipita el conflicto surge la enfermedad y la infelicidad.

Bach atribuye el motivo del nacimiento del conflicto a cuando nuestras personalidades se desvían del camino trazado por el alma, o bien por nuestros deseos mundanos o por la persuasión de otros”.

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Para aclarar este concepto voy a transcribir un cuento muy breve que Bach escribió:

“Una niñita había decidido pintar un cuadro para el cumpleaños de su madre. En su mente, la niñita ya había pintado el cuadro; conocía hasta los mínimos detalles de la casa, solo tenía que ponerlos sobre el papel.

            Saca su caja de pinturas, el pincel y un trapo y, llena de entusiasmo y felicidad, se pone a trabajar. Toda su atención e interés están concentrados en lo que hace, nada puede distraerla de su labor".     
   
  El cuadro se  termina a tiempo para su cumpleaños. La niña ha plasmado la idea de la casa también como pudo.

Es una obra de arte, ya que la ha pintado ella sola, cada pincelada es un canto de amor a su madre, cada ventana, cada puerta ha sido pintada con la convicción de que así eran estas.  Aunque parece un almiar, es la casa más perfecta que jamás haya sido pintada; es un éxito porque la pequeña artista ha puesto en la obra todo su corazón y su alma, todo su ser.

            La niña pinta febril y felizmente cuando de repente pasa alguien y le dice:

            “Por qué no pintas una ventana aquí  y una puerta allá? Y por supuesto, el sendero del jardín debe ir por ese lado.

            El resultado es que la niña perderá por completo el interés en su trabajo; quizá siga pintando, pero ahora estará plasmando sobre el papel la idea de otra persona; esto la irritará, la hará infeliz pero no se atreverá a rechazar las indicaciones; quizá comience a odiar el cuadro, es probable que lo haga añicos. En realidad, su reacción dependerá del tipo de personalidad que posea.


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            Cuando el cuadro esté listo es probable que reconozca la casa, pero será un cuadro imperfecto, un fracaso, porque es la interpretación de los pensamientos de otro, no de la niña. Ya no sirve como regalo de cumpleaños, pues no será terminado a tiempo y la madre tendrá que esperar otro año para recibir el regalo.

           " Así es la enfermedad dice Bach, la reacción a la injerencia. Un fracaso e infelicidad transitoria se establecen en nuestras vidas cuando permitimos que otros se inmiscuyan en el sentido de nuestra vida, sembrando la duda, el miedo o la indiferencia".

            Y Bach añade:

Así venimos a este mundo, conociendo el cuadro que tenemos que pintar, habiendo ya trazado el camino a través de nuestra vida, y todo lo que queda por hacer es darle forma material. 

Según él, la enfermedad no es un mal a suprimir sino un beneficio a comprender.

El sufrimiento y el malestar son señales que nos indican la necesidad de “aprender una lección que de otro modo habría pasado desapercibida y que no puede erradicarse mientras no se aprenda la lección”.

El origen de la enfermedad no hay que buscarlo en el campo donde aparece.

Para Bach, el paciente debe aprender cual es el sentido de su dolor para que este adquiera un valor terapéutico.

 Según la filosofía de Edward Bach la curación de la enfermedad se logra descubriendo lo que la causa y erradicando el defecto (lo que nos hace enfermar) con el desarrollo de la virtud opuesta.

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